querido blog:Cada uno de nosotros definimos y dibujamos el mapa de nuestra propia ciudad dentro del nombre de la ciudad con letras mayúsculas que el resto de la gente cita cuando tiene que decir dónde vive, donde va, donde vio a...
Nuestra ciudad son los fragmentos de esa otra ciudad, paisaje urbano convertido en nuestro territorio personal donde debido a la repetición infinita de ciertos acontecimientos que se hacen rutinas o debido a acontecimientos intensamente vividos ( la esquina donde nos paramos y nos besamos, donde tomé aquel café, donde escuché aquella frase clavada ahora aquí dentro y cerca, donde estuve con ella/con él....) se crean rutas donde ciertos lugares de la ciudad, de la ya nuestra, se conectan entre sí, y entonces nuestra ciudad tienen forma de trapecio imposible, de estrella de mar o incluso de animal mitológico si unimos todos los puntos....
Cada persona compone con sus propias palabras su ciudad, y así la ciudad se reduce a nuestros trayectos individuales o a recuerdos que viven en una esquina, en una calle....que se dibujan y se extienden hasta nuestra orilla cuando pasamos cerca y que nos sonríen, y que nos susurran que todavía es posible encontrar más, y eso convierte la esperanza de que “todo es posible, del aún posible”.
En esos rincones íntimos, sugerentes, inusuales ,se convoca nuestra atenta mirada, y nuestro anhelo arrastrado y profundo convierte al mundo en un lugar más suave, un lugar de superficies voluptuosamente onduladas, pintadas vivamente, con colores opalescentes. Esfuerzos por devolverle a la vida su valor cinematográfico, de película con banda sonora de Benny Carter desgranando When lights are low.