
La vida está llena de cosas, la muerte es un auténtico vacío. Siempre que tomo entre mis manos el último disco que publicó elliot smith lo hago con extremo cuidado, como si tocara a un muerto..malherido. Supongo que existe un instante de diferencia entre nosotros y los suicidas, como elliot smith, ese instante en que además de pensarlo son capaces de hacerlo, de quitarse la vida. Y hoy precisamente pensé mucho en ello porque por casualidad sonó en mi discman un directo de elliot en Seattle en el año 2000 en noviembre, como ahora.Sonaba su Waltz # 2, de una manera intensa, anegándolo todo de una sensación placentera de sentir y de vida, me impactó escucharlo con la frescura y la inmediatez del directo, a pesar de estar también enlatado el sonido, como siempre.Después de semejante vuelco, mientras el paisaje de fondo era la ciudad en movimiento ,descubrí que el siguiente disco que sonaría era el de jeff buckley, bendito jeff. Él también tuvo un final trágico, por eso siempre que suena su voz pienso en lo premonitorio de su tono y sus maneras, casi anunciando la voz de un ahogado que se ha quedado en el fondo de un río oscuro y frío y que todavía conserva las ganas por el tiempo no vivido. Ambos jóvenes y ambos cantando como si vinieran de otro tiempo a recordarme que la muerte es la nada, y contradictoriamente hablándome de la vida en sus canciones.Las coincidencias, a veces, están cargadas de mensajes por descifrar.