
Recuerdo muchas veces el sonido acompasado del pespunte de mi madre agarrada a la máquina de coser. Sus pies balanceando el mecanismo que le permitía dibujarme mariposas y maceteros de flores en todos los petos infantiles que me ponía cuandoe era niña.
Hoy encontré por puro azar el nombre de mi amigo Raúl Vacas en la red http://raulvacaspolo.blogspot.com/ y leí también los textos de su compañera Isabel Vacas a la que tanto echo de menos, y sentí envidia sana porque entrelíneas puedo verles tan entrelazados como siempre.Besos a ambos.