domingo, mayo 13, 2007

AL LADO DE UN POETA

Ayer fue unos de esos días, pocos poquísimos, densos en autenticidad, como si de repente todo fuese hermoso y real. Un día en el campo comiendo refugiados a la sombra, con poemas y vinos. Todo el mundo con el mismo sentimiento de respeto hacia una gran poeta que comía con nosotros, más certero, nosotros con él.
A la vuelta de aquel lugar en mitad de naranjos y pinos todo parecía tremendamente superfluo y banal. A veces necesitamos recordar quiénes somos, qué queremos.
Y la noche llegó deprisa, estábamos cansados, muy cansados, como esos días de niñez en el que uno regresaba rendido de jugar en la orilla de la playa llenando cubos de agua.