miércoles, octubre 31, 2007



Siempre que me aproximo al final de un libro que estoy disfrutando, se produce el mismo ritual. Por un lado reservo el momento de alcanzar las últimas páginas a un instante nocturno y apacible, un gintonic y un buen fuego-si el tiempo lo permite-, y el resultado siempre es el mismo, decepción. Y supongo que es consecuencia directa de haber disfrutado tanto con el libro. Por bueno que sea el final, siempre es menor en su bondad que la sensación de fin, de término de horas aferrada a una lectura que fluye como un torrente y me reconforta.
El libro que todavía tengo entre manos es El libro de las ilusiones de Paul Auster. Es curioso debe ser el único que me quedaba por leer de él y ha sido el que más me ha gustado. Eso ya lo pensaba antes de llegar a las páginas de revelación metaliteraria o metacinéfila, que ya no sé cómo definir esta cadena de coincidencias planeadas que he celebrado. Estaba en la delgada línea de ser un chiste o ser algo más profundo, algo con encanto y misterio, y creo que ha sido lo segundo, al menos para mí.

Juan SARDÁ , EL MUNDO. Sobre La vida interior de Martin Frost, la última película de P.Auster.
Así, Martin Frost es el título de uno de los filmes postreros de Hector Mann, uno de los personajes de El libro de las ilusiones, un cineasta recluido en un rancho de Nuevo México que hace películas que nadie ve salvo él mismo y unos pocos íntimos (nueva conexión, en La vida interior de Martin Frost el protagonista homónimo repite un razonamiento de Mann casi palabra por palabra: “Si un árbol cae en el bosque y no hace ruido, es como si no se hubiera caído”). De hecho, la última novela de Auster (Viaje por el escriptorium, íntimamente relacionada con este Martin Frost en sus obsesiones) también era uno de los filmes ignotos de Hector Mann.


He eliminado la parte final del artículo ya que desvela la clave de la película que quería ir a ver y que ya he resuelto al estar leyendo El libro de las ilusiones-no lo revelaré aquí también-, de todas maneras iré al cine, el juego de sombras chinescas y entremezcladas de Paul Auster me ha gustado.