querido blog:La tristeza es ahora una mujer enjuta que se sienta al fondo de mi cuarto. Ha envejecido mucho, supongo que después de mirar atenta en los intersticios de mis baldosas, he sabido borrar sus huellas, y de pena y de tristura también, le ha venido todo el tiempo a su cuerpo de golpe. Solía antes caminar despreocupada por toda la habitación, revolviéndolo todo, abriendo los cajones donde guardaba mis secretos, desordenando esperanzas y luces de bohemia, solía mirar debajo de mi cama, donde guardo mis recuerdos más valiosos y pasar su mano sobre ellos, convirtiéndolos en recuerdos que sabían llorar solos. Incluso se atrevía a abrir el ropero, y elegía un traje entre mis días, a capricho, que yo me ponía sin saber que era de acero inoxidable a mis intentos de alegría , y sin saber de dónde venía esa tristura , el aire se iba convirtiendo en membrillo, pero no de dulce, sino de denso... y al final de la jornada se había hecho tan presente que a duras penas tocaba con la punta de mis dedos el final del día.
Un día decidí regalarle una mecedora, la senté en ella, y le dí un recortable imposible.Así está ahora, entretenida viendo pasar los días sin fijarse en los míos, a veces se tambalea el suelo si se mece muy deprisa, pero la tristeza entonces dura sólo segundos ,o casi un pensamiento que pronto sabe sacudirse la tristura, es entonces cuando me giro y la miro allá, al fondo, y le sonrío, siempre desde lejos.