domingo, mayo 08, 2005

Creo que hay ciertos gustos que están unidos por hilos delgadísimos que uno tan sólo desgrana en el momento en el que se percata de ello y respira hondo. Al instante es probable que hayamos olvidado aquella revelación, el sentido justo de que las cosas y las personas que nos gusten encajan en un todo común, en unas variables que al final son constantes .Y bueno, un montón de cosas más que son difíciles de explicar en una tarde de domingo que reclama más pereza que otra cosa. Todo esto para hablar que he descubierto que me atrae el artilugio “tandem” y que ha tenido momentos extraordinarios en la historia de la humanidad como en general el artilugio bicicleta. Si no hubiese llegado en el París de 1790 el conde de Sivrac con su "celerífero" o "caballo de ruedas" ( este listón de madera, terminado en una cabeza de león, de dragón o de ciervo, que para su manejo necesitaba de maniobras poniendo el pie en tierra ya que no tenía articulaciones)...otro ocioso o avispado hubiese empezado con toda esta historia de la bicicleta.

En 1886 llegó el tándem, para dos personas , se suben para pedalear , avanzar juntos y a la vez.