domingo, diciembre 21, 2003

querido blog :¿qué radio tiene el círculo que limita nuestro interior?...tic tac toc- tic tac toc- tic tac toc....(pausa valorativa)
En algunos momentos el radio se hace muy pequeño, muy mucho, y uno cabe dentro.Como si estuviera en el núcleo de una aceituna, y los demás parecen pensar que de un sólo bocado zas!!!
La mayor parte de las veces ese radio cambia y cambia...el corazón caduca rápido, hay que ir agrandándolo poco a poco para que sea capaz de lluvia, de bailes de claqué, de días de pesca subacuática...sólo detectan ese radio ciertas personas que nos rodean, y que tienen una cinta métrica que nosotros mismo les dimos dentro un gesto, dentro de una mirada...y tienen una fichita de rayuela que baila con nuestros círculos concéntricos...
....hoy pienso, querido blog, que el corazón debe ser circular, tendré que pensar también si un día se vuelve lineal (para estar preparada), también podría ser discontinuo, pero esto último me da miedo...

jueves, diciembre 18, 2003

querido blog:La tristeza es ahora una mujer enjuta que se sienta al fondo de mi cuarto. Ha envejecido mucho, supongo que después de mirar atenta en los intersticios de mis baldosas, he sabido borrar sus huellas, y de pena y de tristura también, le ha venido todo el tiempo a su cuerpo de golpe. Solía antes caminar despreocupada por toda la habitación, revolviéndolo todo, abriendo los cajones donde guardaba mis secretos, desordenando esperanzas y luces de bohemia, solía mirar debajo de mi cama, donde guardo mis recuerdos más valiosos y pasar su mano sobre ellos, convirtiéndolos en recuerdos que sabían llorar solos. Incluso se atrevía a abrir el ropero, y elegía un traje entre mis días, a capricho, que yo me ponía sin saber que era de acero inoxidable a mis intentos de alegría , y sin saber de dónde venía esa tristura , el aire se iba convirtiendo en membrillo, pero no de dulce, sino de denso... y al final de la jornada se había hecho tan presente que a duras penas tocaba con la punta de mis dedos el final del día.
Un día decidí regalarle una mecedora, la senté en ella, y le dí un recortable imposible.Así está ahora, entretenida viendo pasar los días sin fijarse en los míos, a veces se tambalea el suelo si se mece muy deprisa, pero la tristeza entonces dura sólo segundos ,o casi un pensamiento que pronto sabe sacudirse la tristura, es entonces cuando me giro y la miro allá, al fondo, y le sonrío, siempre desde lejos.