domingo, junio 26, 2005

Vuelvo introspectiva de mi breve estancia bajo una sábana fresca y estrellada en las montañas de alicante.
No podía dejar de escribir sobre mi visita al teatro la noche del viernes a disfrutar, con unos amigos, de 84 Charing Cross Road, una adaptación de la novela de Helene Hanff por Isabel Coixet.Argumentalmente, “84 Charing Cross Road” trata sobre dos protagonistas en medio de la Segunda Guerra Mundial. Uno de ellos vive en Londres mientras el otro lo hace en Nueva Cork. La lectura es lo que les mantiene unidos.Helene Hanff, una mujer que vive en la ciudad de los rascacielos con una vida solitaria basada en la cultura. Frente a ella se sitúa Frank Doel, un trabajador londinense. Helene decide encargar libros difíciles de conseguir a una librería especializada en libros usados, lo que le pone en contacto con el citado Frank y algunos miembros más de la librería. Una relación que se extiende más de dos décadas. Un diálogo sobre las cosas de los libros, “las cosas de la vida que no se dicen pero ahí están”, en palabras de Isabel Coixet.
En 1970 Helen, autora y protagonista real tanto dentro como fuera del libro, publicó después de la muerte de Doel, la historia que les había unido.
Gracias a esto, Helene fue capaz de viajar por fin a Inglaterra y conocer a todas las personas con las que había establecido una relación al otro lado del Atlántico.

84 Charing Cross Road es la historia de dos almas solitarias unidas por una pasión: la pasión por la lectura, por los libros, por esas ventanas hacia otras vidas que nunca nos dejan de fascinar. La noche del viernes sólo se oían cuatro risas en la sala, y éramos nosotros reflejados en el escenario.

miércoles, junio 22, 2005

Si cruzo la avenida cerca del parterre algún día al mediodía me encuentro con ellos.
La primera vez que vi al perro ladraba entusiasmado ante la aparición de aquel hombre cargado con paquetes, y el le sonreía y algo le decía, la música en los oídos forzó que en aquel momento yo imaginara el resto. Otro día se repitió la misma escena, pero el perro obediente ( y con cara yo creo de feliz) descansaba sentado cual efigie egipcia a la sombra del pequeño oasis que la calle tiene , colmado por la sombra de esos árboles gigantescos, y apenas se inmutó cuando pasé a su lado. Hoy los he vuelto a ver, esta vez juntos, conversaba el hombre con el perro, volvía de vacío después de haber abandonado en aquellas oficinas una serie de paquetes ( yo observé toda la escena desde el otro lado de la calle, disimulando la espera en el semáforo). Cuando terminó la charla le hizo un gesto y el perrillo se subió con él a la furgoneta. El vehículo, de una empresa de sobra conocida de envíos urgentes, enfiló la calle bajo un sol de justicia, ambos sonreían, en buena compañía.

martes, junio 21, 2005


El verano ha comenzado oficialmente a las 08.46 hora peninsular española, y unas 21000 personas se han reunido para celebrar este solsticio de verano. Desde luego no vamos a negar que esta época del año marca fuerte nuestras vidas, aunque sólo sea por exponerse al sol al asomar el hociquito a la calle.
Y huyendo de cutradas estivales, yo busco músicas refrescantes ( el año pasado fue estupenda La casa azul) algún que otro granizado de limón nocturno . Pensé que hasta me hubiese animado a irme hasta Salisbury Plain, cerca de Wiltshire en modo danzarín porque sólo en esta fecha del año permiten entrar en el círculo de 20 piedras y hasta sentir su tacto tectónico.
Y recuerdo a todos los asistentes a la lectura de este post que mañana vamos a tener una luna lunera cascabelera ( = la más baja de los últimos 18 años ,provocando un efecto de colgar sonrisas y soltar el lastre de los sueños, que ustedes lo vean bien).

lunes, junio 20, 2005

...Como decía el introvertido y controvertido Nacho Vegas
Cuando el juez le preguntó
por qué tuvo que matar,
Mona, seria, respondió:
-Fue el calor y la humedad.-

y ya se que no corren tiempos para que uno se aleje de esta letra y la respire con la ficción que requiere, pero hoy acudí a ella por lo que sufrí después de esperar tanto tiempo a que llegase la máquina de metal y me embarcase en ella , cosa que hizo que el calor y la humedad sumergiese mi mente en pensamientos muy raros.
Menos mal que contrarresté con este poema al llegar a casa...

Bebétela

Dile cosas bonitas a tu novia:
«Tienes un cuerpo de reloj de arena
y un alma de película de Hawks.»
Díselo muy bajito, con tus labios
pegados a su oreja, sin que nadie
pueda escuchar lo que le estás diciendo
(a saber, que sus piernas son cohetes
dirigidos al centro de la tierra,
o que sus senos son la madriguera
de un cangrejo de mar, o que su espalda
es plata viva) . Y cuando se lo crea
y comience a licuarse entre tus brazos,
no dudes ni un segundo:
bébetela.

"El bosque y otros poemas" 1997
l.a.c.